Concluyen las obras...

En los próximos días concluirán los últimos detalles de las obras del templo. Dentro de estos últimos detalles, la Hermandad de los Estudiantes trasladará el sábado 26 la imagen de Ntra. Sra. de la Consolación a su nueva ubicación en el templo. Consulta aquí los detalles de este acto. Se prevé que el domingo 27 (si no antes), celebremos la misa en el templo.

Libro de Moniciones de Entrada, ciclo C, en beneficio de la Casa de Acogida

Hemos editado un librito con todas las moniciones de entrada del ciclo C que nuestros niños leen cada domingo en la Eucaristía de las 12.

Los gastos de edición han contado con la colaboración de la Caixa a través de su obra social. El librito lo podéis descargar libremente en este enlace, aunque os pedimos que al hacerlo colaboreis con el sostenimiento de la Casa de Acogida de las Hermanas de la Consolación, mediante un donativo en la cuenta de la Caixa 2100 2648 70 0210064512.

Se han repartido algunos ejemplares en papel en algunos colegios y parroquias, solicitando asimismo un donativo. Si deseáis alguno de éstos, podéis poneros en contacto con José Ignacio.

¿Para cuándo nuestro templo?

Estamos todos impacientes por ver acabadas las obras de remodelación del templo. Para vuestra tranquilidad, está todo ya casi listo. Ayer mismo se estaban colocando los bancos que se han reparado, pero aún faltan algunos detalles y una limpieza definitiva.

Por supuesto, informaremos del momento en que se reanuden las misas en él, pero mientras tanto, no debemos olvidar que aún quedan facturas por pagar y... ¡no se pagan solas! Hasta ahora nos hemos hecho entre todos cargo de todo, y sólo nos queda un pequeño esfuerzo extra para verlo felizmente acabado.

Don Pedro y las Bienaventuranzas

Todos lo que conocéis a Don Pedro sabéis de sobra que no es nada dado a la loa, por lo que le pedimos disculpas por anticipado. Pero resulta que el pasado domingo, en la misa de 12, vivimos gracias a él con una intensidad especial el Evangelio de las Bienaventuranzas.

Por más que lleve años entre nosotros, aún muchos nos seguimos sorprendiendo de que este veterano sacerdote viva cada Eucaristía, cada homilía, como ese seminarista que acaba de cantar misa por primera vez. En especial hay temas en el que se le nota una sensibilidad más intensa, como le ocurre con las Bienaventuranzas. Y que él lo viva así, nos ayuda a todos a hacerlo también, hasta tal punto que no pudimos evitar ese aplauso al acabar la homilía (que nos perdonen los puristas de la liturgia).

Ya han pasado dos días, Don Pedro, pero los ojos de ese niño que a usted le recordaban Bienaventurados los limpios de corazón me miran a mí constantemente y, como usted decía, son un reto: no podemos defraudarle.

Antonio José Sáez Castillo