Carta de nuestros amigos misioneros Antonio y Ana, esta vez desde Jaén

Os dejamos la última carta de Antonio y Ana, en la que nos ponen un poco al día de la nueva situación por la que atraviesan como familia.



Queridos amigos:


Antes de nada daros las gracias a cada uno de vosotros/as por vuestra acogida, apoyo y cariño. Gracias por ayudarnos con el aterrizaje, por preocuparos, por acompañar nuestro camino, por estar a nuestro lado. ¡GRACIAS!


Con estas letras queremos, como siempre, compartir nuestras reflexiones e impresiones. Son dos meses, desde nuestra llegada de Ecuador y los acontecimientos vividos nos están obligando a replantearnos nuestra estancia en nuestro querido Jaén. De un lado la discapacidad de nuestro hijo Moisés; como sabéis la mayoría de vosotros, Moisés tiene un problema de audición importante que le ha impedido hasta hace poco poder comunicarse. Desde pascua de resurrección lo han visto diferentes especialistas, le han hecho diagnósticos y pruebas que nos confirman que necesita una atención especializada, que no hemos podido darle en Ecuador por la ausencia de las mismas. En este momento él ya está escolarizado y aunque aún faltan pruebas que hay que hacerle, recibe una atención específica tanto en su escuela como en Aspace, una asociación especializada en Parálisis cerebral. Por otro lado, la rodilla de Ana que hace pocos días ha sido operada tiene un deterioro importante debido a la polio y necesita recuperación y al mismo tiempo un cuidado especial.
Todas estas circunstancias, como os decíamos al principio, están haciendo que repensemos nuestro futuro inmediato. Sentimos que Dios nos dice que es momento de cuidarnos un poco y de bajar el ritmo.


Sabemos que "Latiendo con el Sur" se creó para apoyar nuestra misión en favor de los niños de Ecuador, llevándoles siempre vuestro mensaje de amor, ese mensaje que nace del evangelio, siendo nosotros meros instrumentos para llevar a cabo este objetivo. Sabemos también, y os lo agradecemos un mundo, que habéis confiado en nosotros todos estos años y que por ese motivo habéis estado ayudando, a pesar de las épocas de crisis que pasa este primer mundo.


En estos momentos difíciles para nosotros, queremos resaltar la excelente labor que desde Casa Hogar de Belén se está realizando en favor de la niñez y la adolescencia, la fuerza moral que tiene ante las instituciones públicas y privadas de Portoviejo, de los cientos de niños y niñas a los que se les ha dado un hogar y se les ha reconstruido su vida, todo eso es obra vuestra, no nuestra.
Pero un buen padre/madre, no tiene un hijo para luego dejarlo a su suerte. Casa Hogar de Belén aún está en sus primeros pasos y económicamente aún no está consolidado, ni con la independencia económica que desearíamos, pues los cambios de gobierno en lugar de ayudar a afianzar el proyecto, lo que ha provocado es la incertidumbre. Por eso queremos seguir pidiendo vuestra ayuda para el Hogar de Belén, porque, aunque no estamos nosotros allá, hay personas muy cercanas a nosotros, con las que hemos compartido el camino estos últimos años, en las que confiamos, y que se han comprometido en velar por los niños haciéndoles llegar directamente las ayudas que se están mandando desde acá. Sí, el Hogar está en otras manos, pues no se trabajó para crear dependencias; pero los niños y niñas que viven allá siguen necesitando ayuda para crecer en todos los aspectos de su vida.


Queremos además con esta carta agradeceros todo vuestro cariño, la cercanía y la preocupación por esta familia que todavía vive entre dos mundos, que cada día recuerda todo lo vivido esta última década en Ecuador, que no puede olvidar tantos rostros e historias compartidas.
Esta familia medio española, medio ecuatoriana, os a anima de corazón a seguir LATIENDO CON EL SUR y pasar de que este mundo que invita solamente a latir con las modas, con el consumo y con el capricho de cada momento.


Ir contra corriente es duro y sobre todo, exige un esfuerzo extra, eso lo que habéis estado haciendo vosotros todos estos años, y vuestro aporte se ha materializado en muchas vidas anónimas para vosotros, ha fructificado de las formas más diversas más allá de vuestras fronteras y ese fruto ha sido abundante y generoso. Os animamos a no dejar de hacerlo, a dar sin recibir. El lema del Hogar es una frase de un tal Jesús de Nazaret: "Quién acoge a unos de estos más pequeños, a Dios mismo acoge". Así que, casi sin notarlo y sin que se entere la derecha lo que hace la izquierda, lleváis años acogiendo en vuestras vidas al mismo Dios con rostro de niño.


Un fuerte abrazo de nuestra familia para cada uno de vosotros.